Juarroz
13
Ahora tan sólo,
en este pobre rostro en que te caes,
he visto el rostro de la niña que fuiste
y te he sentido varias veces mi madre.
Me he sentido el hijo de tus juegos,
del mundo que creabas y esperabas
como un tibio regalo de cumpleaños.
Y también de los sueños que nunca confesaste
para que nadie más sufriera por ellos.
Me he sentido el hijo de tus primeros gestos de mujer,
esos que también hubieras querido ocultar y hasta ocultarte,
para abreviar en el mundo la irrealidad del asombro.
Me he sentido el hijo
de los movimientos que me preparaban
como a un antepasado de la muerte,
dibujo obsesionado
por la inserción de sus escamas.
Y te he sentido luego
la circunferencia de mi trébol pasmado,
el ángulo del compás que se abría,
el mapa de mis fiebres confundidas con viajes,
la caracola de mis ecos de hombre.
Y te he sentido aún más,
te he sentido llegar a ser dos veces mi madre
para que yo pudiera dejar de sentirte
y saltar hacia tu dios o hacia mis manos,
que tal vez no sean mías ni de nadie.
Y ahora, al remontar mi salto,
para saltar de nuevo
o quizá para aprender a andarlo paso a paso,
te reencuentro o te encuentro mi madre,
aunque ya lo seas sólo tuya.
He demorado mucho,
he demorado todas las mujeres
y también todos los hombres,
he demorado el tiempo interminablemente largo
de la vida interminablemente breve,
para llegar a ser varias veces tu hijo.
(a mi madre)
"Siempre es un instante, un instante de plenitud, lo que nos señala o nos sitúa con los ojos abiertos en la realidad más suelta, más ilimitada.
La recuperación del instante, la captación del mismo, el viejo sueño de los grandes creadores que a veces uno tiene la pequeña y humilde sospecha de que consigue recuperar. En esa tarea de entrar en lo indecible, hay alguien que está cerca de la tarea poética, es el místico. En su rara y singular experiencia interior y de comunicación con el universo de las cosas, el místico a veces se pregunta si vale la pena seguir hablando, o si el silencio es mejor. Pero es posible observar que son pocos los místicos que no retornan en algún momento a la tierra de todos, para dejar dicho, aunque sea algunos balbuceos de lo que han creído ver y vivir. Y cuando vuelven casi siempre eligen la poesía para decirse. Porque la poesía es justamente la vía para expresar lo inefable. En el poema pueden quedar algunos pedazos, fragmentos que nos transmiten a veces mensajes inesperados. Esto también se empalma con lo que decía Rimbaud, para quien el poeta no es profeta, en el sentido de alguien que anticipa las cosas, sino que cultiva la visión verbal y eso lo lleva un poco más allá, acostumbra a que la mirada se vuelva "visión". Aquí es donde entra a jugar un papel fundamental la imaginación, que descubre resortes insospechados en todas las cosas".
SALUDOS!!!!! AVISANOS SI NOS LLEGO NUESTRO COMENTARIO.GRACIAS
ResponderEliminarLlegó!!!!
EliminarHola Jeny, espero que ahora si llegue mi comentario. Soy Rosario
ResponderEliminarLlegó, Rosario, somos unas campeónas!!!!
EliminarJenny ha sido un verdadero placer conocerte. Me emociona mucho saber que estoy tan cerca de quien escribió "El sembrador de botones".
ResponderEliminar¡¡La que se siente enormemente emocionada soy yo!!
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